sábado, 27 de marzo de 2010

Capítulo 26.


Le miré, con la interrogación aflorando en mis ojos.

-¿Suite?¿De verdad?

-Pues claro pequeña. ¿Qué esperabas?

Cogimos la llave de la habitación, y nos condujeron hasta ella. Antes de introducir la llave, Michael se giró y me tapó los ojos.

-Es una sorpresa. No vale mirar hasta que yo te diga.

Percibí como abrió la puerta, y cómo me guió hacia el centro de la habitación. Una suave brisa me removió el pelo. Noté también la melodía proveniente de algún instrumento musical. ¿un arpa, quizás?.

-¿Lista?

Asentí con la cabeza. Michael retiró sus manos de mis ojos, permitiéndome así observar aquello. Abrí la boca como una idiota, a causa de la sorpresa. ¡yo ya había visto ese lugar!. No era otro que la habitación en la que descansaba Imán en el videoclip “Remember The Time”. Miré muda de asombro a un lado y a otro. Me acerqué al balcón, y vislumbré las pirámides, a lo lejos. Volví a entrar en la habitación, admirando cada detalle, sintiéndome como la protagonista de aquel video…

-¿Qué te parece?- Quiso saber él.

-Es increíble.

-¿Verdad que sí?

Me senté en la cama, sin poder salir de mi asombro. Michael me sonrió.

-Me alegro que te haya gustado. Bueno, si me disculpas…voy a bajar, tengo que solucionar unas cosas…

Me besó en la mejilla y abandonó la habitación. No podía pararme quieta, así que me levanté y salí al balcón. Contemplé las pirámides, y el desierto que se alzaba alrededor. Siempre me había gustado Egipto. Me parecía un lugar mágico y lleno de misterios. Incluso una vez hice un curso de Egiptología, donde me enseñaron a escribir y me contaron la historia de todos los dioses, así como de las maldiciones. Oí una voz a mis espaldas.

-Disculpe señorita…¿desea algo?

Me giré. Un imponente hombre de casi 2 metros de altura me observaba. Estiré el cuello para poder verle la cara.

-¿Usted quién es?

-Oh, disculpe. El señor Jackson me contrató para cuidar de usted, por si necesitaba cualquier cosa durante su ausencia.

Me sentí incómoda. Agradecía el gesto, pero siempre me había considerado una persona libre. No necesitaba que nadie me pisara los talones o que velara por mí las 24 horas del día.

-No, no es necesario. Gracias.

El hombre me sonrió y abandonó la habitación. Me probé la ropa, mirándome en el espejo. Era provocativa, cierto. Pero a la vez era muy hermosa. Justo en ese momento, entró Michael en la habitación. Me contempló sorprendido, y luego se sonrojó levemente.

-Wow. Estás muy guapa.

-Gracias.

Le sonreí y aproveché que no miraba para ponerme el pijama. Me rugieron las tripas.

-¿Tienes hambre?- preguntó él.

-Un poco. Pero ya me he cambiado, así que ya comeré algo mañana.

-De eso nada. Pediré que nos suban la cena.

Se acercó al teléfono y lo solicitó. A los 3 minutos, llamaron a la puerta.

-Vaya, murmuré sorprendida.- qué rapidez.

Una mujer entró en la habitación con una bandeja y la depositó en la cama, al lado de Michael. Acto seguido abandonó la habitación.

-¿Vienes?- me preguntó él mientras me tendía su mano. La cogí y me senté a su lado. No sabía por qué, pero súbitamente, me encontré nerviosa, incapaz de mirarle durante mucho tiempo, ya que me ruborizaba.

Abrí la bandeja y mi cara reflejó una mueca de asco.

-¿Qué es esto?- quise saber.

-Escorpiones fritos.- contestó mientras cogía uno y lo partía por la mitad.

-Puagh.

Abrí la otra bandeja, esperando encontrarme algo más apetitoso, pero me equivoqué. Era una especie de sopa con trozos de algo que no sabía muy bien que era.

-¿Y esto?

-Sopa de caracoles.

Se me encogió el estómago. Definitivamente, no pensaba probar bocado. Michael adivinó mis pensamientos.

-O te lo comes, o te lo doy yo, tú verás- dijo sonriendo con malicia.

2 comentarios:

  1. Jejejejejejeje!! Buena esa! ;-)

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  2. Dáselos MICHAEL daselo quiero imaginar tu cara cuando ella ponga cara de asco

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