miércoles, 26 de enero de 2011

Capítulo 78


No quise escuchar sus palabras, ¿Para qué? ¿Para hacerme más daño?

Bastante dolida estaba ya con la “huída” de Michael con Debbie como para encima tener que soportar las advertencias de un hombre que no había hecho más que complicarme la vida. Subí a la habitación arrastrando los pies, sin ánimo siquiera de levantar la mirada. Al llegar, me dejé caer sobre la cama, confusa y aturdida. No hacía más que pensar en cómo y por qué había llegado a esa situación, qué era lo que había hecho mal. Si se me había ofrecido la oportunidad de volver atrás en el tiempo para salvar a Michael…

¿Por qué estaba dejando que cometiera lo que ya cometió en el pasado? ¿Acaso era un problema mío? Quizás otra chica que hubiese tenido la misma oportunidad no habría dejado que Michael llegase hasta el punto donde se encontraba ahora. Quizás otra persona le hubiese salvado.
Estuve así horas y horas, hasta que oscureció.

La aparición de la plateada luna sobre el cielo trajo consigo la llegada de Michael. Al escucharle abrir la puerta, cerré los ojos. No era capaz de mirarle, no cuando la culpa me abordaba desde la cabeza hasta los pies. Percibí como caminaba hasta la cama, sentándose sobre ella.

Era tal el silencio que podría jurar escuchar los latidos de su corazón, firmes y acompasados.
-Isa…

No respondí.

-Sé que estás despierta.

-Mentira. No lo estoy.

-Sí, sí que lo estás. Cuando estás dormida tienes la boca abierta de par en par.

- Sabes que no es verdad- contesté en un susurro.

Le escuché reírse con suavidad a la vez que me acarició la mejilla con una de sus manos, siempre con delicadeza, como si de una pluma se tratase.

-No, no lo es. Pero te conozco lo suficiente como para saber que no estabas dormida. ¿Qué te pasa?

-Nada. ¿Cómo ha ido el ensayo?

Su mano se detuvo a medio camino de llegar a mis labios.

-Dime qué te pasa. Y por favor, abre los ojos y mírame. Cuando rehúsas mirarme es cuando me confirmas que algo ocurre.

Suspiré y abrí los ojos, pestañeando un par de veces hasta enfocar la vista. Su perfecto rostro se encontraba a escasos centímetros del mío, los suficientes como para sentir su respiración.

Él aguardaba en silencio, esperando una contestación.

-Michael… ¿Soy una mala persona?

Vi como procesó mi pregunta durante un par de segundos, a la vez que me tendía una mano y me incorporaba, para poder estar así más cerca suyo.

-¿Por qué dices eso?

-Porque no puedo evitar que te hagan daño-me limité a responder.

“¿Acaso podré evitar lo que le queda por venir?” preguntó una voz en mi cabeza. No me hizo falta responder. Unas lágrimas pugnaron por salir, provocando que me escocieran los ojos. Era evidente que no iba a poder evitar nada, Eric no me lo iba a permitir.

Finalmente, las lágrimas arrasaron mis ojos, descendiendo lentamente por mis mejillas. Apenas en un par de segundos, imperceptibles para mí, Michael me envolvió en uno de sus abrazos, uno de esos cálidos que me hacían sentir segura en aquel pequeño espacio. Habría pasado toda mi vida abrazada a él, era el único modo en el que conseguía calmarme.

-No llores…-susurró.- Tú eres la única que puedes salvarme.

Dejé de llorar casi al instante.

-Eso no tiene sentido.

-Sí lo tiene. Verás…hay cosas de las cuales no puedes salvarme… ni yo mismo puedo hacerlo, como de la prensa, los paparazzis… Da igual cuántas veces lo intentemos, siempre van a estar ahí, a la espera de un nuevo titular con el que golpearme. Pero en cambio…me has salvado…de mí mismo.

Le miré, sin entender nada. ¿Salvarle de él mismo? Pero si era el propio Michael quien tejía un escudo a su alrededor para salvarse, para evitar que la gente le viese vulnerable…

-Me has salvado-continuó-de la persona que represento de cara al público. Yo ya no reconozco a Michael Jackson. No sé quién es. Esa persona que saca discos, hace conciertos multitudinarios, esa persona a la que la tachan de extravagante, de ser raro… esa persona no soy yo. Antes de que aparecieses, vivía a la sombra del personaje. Ahora has evitado que él supere a la persona, a lo que soy yo. ¿Me entiendes ahora?

Hice un esfuerzo por comprender sus palabras. Yo siempre supe, antes incluso del fatídico día, que cualquier personaje público mostraba dos imágenes:

La que la prensa inventaba de él, la idea que se formaban alrededor de la actividad que desempeñaba, y la imagen real, innumerables veces mucho más increíble de lo que cupiese imaginar. A Michael Jackson, como tal, le habían creado:

Tanto su padre, como sus productores musicales, los periodistas, los fans… habían creado al artista.

¿Pero y el hombre? ¿Quién había creado al hombre?

La respuesta llegó antes de que pudiese contestarle.

-Isa…-concluyó envolviéndome de nuevo en un abrazo- Sólo soy yo cuando estoy contigo. Y por muchos años que pasen, nunca serán suficientes para que pueda agradecértelo.

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¡Siento si el capítulo ha quedado algo escueto! He tardado tanto en subirlo porque escribirlo no ha sido fácil, ya que he tenido que meterme en lo que es la mente de Michael para saber qué pensaba él sobre sí mismo. Me gustaría saber vuestra opinión al respecto, si creéis que así se se veía Michael realmente o se veía de otra manera, de ese modo, entre todas podremos conocer un poquito mejor a nuestro Michael :)

Una vez más, muchísimas gracias por el apoyo, sois las mejores!!!

miércoles, 19 de enero de 2011

Capítulo 77.


Genial. Perfecto. Cuando parecía que finalmente la pesadilla de Matt y Eric había llegado a su fin, hacía su aparición en escena la que sería la madre de Prince y Paris, los dos hijos de Michael. Por lo cual, y si lo estáis pensando… sí, debía preocuparme.

Michael no dejaba de sonreír, a la espera de una respuesta. Así que con la poca fuerza que me quedaba, esbocé una débil sonrisa.

-Es un placer-contesté estrechándole la mano a Debbie.

Ella se limitó a sonreír y a asentir con la cabeza.

-Ha venido desde los Ángeles para recetarme una pomada, por el Vitíligo.-continuó explicando Michael.

“Y para proponerte que seas padre…” refunfuñó una voz en mi cabeza.

-¡Vaya! Eso está genial –mi voz desde luego dejaba mucho que desear si lo que pretendía era sonar sincera, pero a esas alturas, me costaba un mundo fingir.- Bueno, ¿Nos vamos al ensayo?

-Pues…es que…-titubeó Michael- verás…por razones de seguridad y demás, sólo está permitido que me acompañe una persona…Y como Debbie ha venido desde tan lejos sólo para verme, había pensado que…

Vale. Hasta ahí podían llegar las cosas. ¿Es que acaso se iba a repetir la historia otra vez? ¿De verdad iba a llevar a esa mujer en vez de llevarme a mí? No es que me cabreara no ir a un ensayo, ya los tenía memorizados de las múltiples ocasiones en las que le había acompañado. Me cabreaba, o más bien, me preocupaba que quisiese ir justamente con Debbie.
En esos instantes, hasta Lisa Marie me caía bastante mejor que su dermatóloga, desde luego.

-…Ir con Debbie-concluyó él.- No te importa, ¿verdad? No tardaré mucho. El ensayo general es mañana por la mañana y no quiero volver muy tarde porque me gustaría descansar.

Silencio. Silencio. Más silencio.

-¿Isa?-preguntó con un deje de preocupación en la voz.

-¿Eh? Ah, no, claro que no. Divertíos… ¿Vendrás para cenar?

-Con un poco de suerte llegaré antes incluso, y así podremos dar un paseo.

No añadió más. Se asomó levemente por la puerta de la furgoneta (Sí, no se había molestado en salir) y se despidió de mí con un suave beso.

Me quedé allí, pasmada, hasta que la furgoneta arrancó y desapareció tras una esquina. No eran los celos los que me embargaban. O bueno, puede que en un mínimo porcentaje sí. Lo que me aterrorizaba era otra cosa. Si esa mujer ofrecía a Michael ser la madre de sus hijos, se casaría con él.
No era obligatorio, pero conociendo el concepto de la unidad familiar de Michael, no cabía ninguna duda. Una duda comenzó a abrirse paso a través de la maraña de pensamientos que tenía en ese momento en mi cabeza. Y sólo había una persona capaz de solucionármela.

Busqué a Eric nada más atravesar las puertas del Hotel. Sabía que se iba a encontrar allí, por descontado. Y así era, le localicé sentado en uno de los sillones al lado de la recepción.

Con un par de zancadas, llegué hasta donde se encontraba.

-¿Qué quieres saber?-preguntó, siendo plenamente consciente de que antes o después iba a querer hablar con él.

-¿Puedo quedarme…embarazada?

-No.-respondió tajante.

-¿Por qué?

-Isabel, es muy sencillo. ¿O tengo que recordarte que no estás viviendo a tiempo real, que estás en 1996, y que realmente, y tal como son mis cálculos, tienes 6 años? ¿Qué te parece esa razón? La única manera en la que podrías quedarte embarazada, sería pedirme volver al 2011, continuar la relación que tienes con Fran, acostarte con él…de esa manera sí podrías hacerlo. No hay otra. ¿Por casualidad no querrás…?

-¡No!-interrumpí antes de que acabase de formular la pregunta-¡es evidente que no!

-Pues entonces…-contestó con sorna.

-¿Y qué hago? ¿Qué puedo hacer?

-Absolutamente nada.

-No es justo.

-Lo sé.-respondió con la mirada fija en el techo del hotel.

-¿Y tú no puedes impedirlo?

-Se supone que estoy aquí precisamente para impedir que tú cambies la vida de Michael, lo que a estas alturas ya es algo imposible. Como comprenderás, no voy a meterme en medio.

-Genial-refunfuñé.-Muchas gracias.

-No hay de qué.

Furiosa, giré sobre mis talones y avancé con rapidez hacia el ascensor.

-¡Ah, y una cosa!-le escuché gritar-¡Yo que tú no tendría demasiadas expectativas para esta noche, no cuando Michael te va a proponer ser padre!.
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¡Siento muchísimo este retraso, de verdad! Espero que hayáis disfrutado con el capítulo, se avecinan algunos bastante más difíciles de sobrellevar, pero ya sabéis que intento ser lo más fiel posible a la historia real :)
Un besazo muy fuerte a todas, y gracias, GRACIAS por seguir ahí!! :D



sábado, 15 de enero de 2011

Más demoras.

Chic@s, sintiéndolo muchísimo me veo obligada a seguir demorando la continuación de la historia, esta vez debido a problemas personales.La trama ya está escrita, el desarrollo de los capítulos restantes también...pero no tengo de momento tiempo material para subirlos...

Prometo compensar este retraso en cuanto me sea posible, ¡de veras!

¡Un abrazo a todas muy fuerte!